La rentabilidad de las imposiciones a plazo está en mínimos históricos, como consecuencia de la decisión del banco central europeo de abaratar el precio del dinero. Este escenario coyuntural ha llevado a que estos productos se muevan con una rentabilidad insatisfactoria para los intereses de los ahorradores, entre el 0,20% y 0,80% en la mayoría de propuestas bancarias.
Si se desean mejorar estos márgenes puede recurrirse como alternativa a contratar depósitos que estén vinculados a algún activo financiero, en este caso relacionado con la bolsa. Son depósitos que mezclan una parte de renta fija, con otra variable. Y si se cumplen las condiciones – que no siempre se dan – de conseguir unos objetivos mínimos en la cotización de los precios o una cesta de valores, se generará una remuneración más elevada. Doblando o incluso triplicando las mejores ofertas que ofrece el mercado bancario.
A través de esta singular estrategia comercial desarrollada por las entidades de crédito puede generarse un interés de entre el 2% y 5%, aunque bajo ninguna circunstancia podrá cancelarse el producto, ni parcial ni totalmente. Una diferencia, por otra parte, que presentan estos modelos para el ahorro, es que cuentan con plazos de permanencia más elevados, en los que raramente se baja de 24 meses. Y en donde finalmente las aportaciones económicas son más exigentes.
En este punto y si no nos importa vincularnos con la entidad domiciliando la nómina o haciendo ingresos mensuales de dinero a ella, os recomendamos una manera más segura de obtener rentabilidad, la Cuenta Nómina Bankinter que te da el 5% TAE de rentabilidad el primer año y la Cuenta 123 del Banco Santander que te da entre el 1 y el 3% TAE además de devolverte parte de los recibos domiciliados y de regalarte acciones de la entidad.