Parece que se respira cierto optimismo en la renta variable. El último rebote visto en los mercados (Ibex + 18% desde sus mínimos de 6.800 hasta el 8.000), creemos que refleja varios aspectos: 1) la estabilización de algunos indicadores como ventas al por menor, algunas materias primas o índices de sentimiento (lógicas, después de las fuertes caídas acumuladas); 2) la corrección de la fuerte sobreventa anterior (no hay que olvidar que la caída del Ibex desde máximos de diciembre 2007 eran del 58%), con un mercado que ya estaba descontando la recesión (atendiendo a las caídas acumuladas, valoraciones/múltiplos bursátiles y a la proporción de bajistas sobre alcistas) y 3) los planes de estímulo fiscal y financieros (especialmente en Estados Unidos, con el reciente plan Geithner).
Aún no pensamos que sea el cambio de tendencia esperado, y en el muy corto plazo es razonable pensar que haya tomas de beneficios. Pero lo que si creemos es que los datos que se han publicado y que se vayan conociendo pueden hacer que entremos en una fase de movimiento lateral, con fuertes altibajos, pero con menor riesgo de romper mínimos (el temido 6.500 de Ibex) que hace unos meses.
Entonces, ¿es buen momento para invertir en renta variable?
La historia nos sugiere que, a pesar del negativo entorno económico, este podría ser un buen momento para construir una cartera de renta variable. A lo largo de próximos posts apuntaremos algunas ideas de compañías cotizadas con distintos perfiles de rentabilidad-riesgo, que en un horizonte de medio-largo plazo nos pueden proporcionar interesantes rendimientos (en forma de dividendo + revalorización de los títulos). Básicamente la idea en el momento actual es identificar buenas compañías cotizando a precios razonables, pero separando claramente “el trigo de la paja”. Compañías sólidas, con un fuerte posicionamiento en sectores de demanda básica, correctamente diversificados, con una regulación estable, sólidas desde el punto de vista financiero, y que ofrezcan 1) un dividendo estable y atractivo (no solo rentabilidad, sino cierta seguridad en que sea sostenible en el tiempo) y 2) una valoración atractiva (la penalización que han sufrido genera una ineficiencia y por tanto una oportunidad de compra), Todo esto, teniendo en mente que el mercado, en el medio plazo, termina por reconocer el valor de las buenas compañías.
Conclusión: la situación actual es idónea para aquellos individuos que actualmente tengan sus ahorros fuera de la renta variable, y cuenten con un perfil inversor conservador / largo placista. La idea sería ir construyendo una cartera de valores a 2-3 años vista, sin que la exposición a renta variable supere el 15-20% de sus ahorros.