Seguramente que por problemas económicos en las familias, ante la bajada de sueldos o la necesidad de planificar mejor su presupuesto, no habrá más remedio que cancelar uno o varios seguros. Especialmente aquellos que no utilicemos habitualmente, o sencillamente sus coberturas estén duplicados por otras pólizas. Se trataría de fomentar el ahorro a través de una estrategia que premia la racionalidad en su utilización.
Pero no será tan sencillo como inicialmente piensen los asegurados. Para empezar, habrá que formalizar este proceso con un mínimo de dos meses de anticipación con respecto a su vencimiento. Si se rebasan estos plazos, no habrá más remedio que continuar con el seguro, al mes durante un año más.
Los usuarios de los productos aseguradores, por otra parte, deberán comunicarlo a su sucursal a través de un escrito en donde les expongan claramente su deseo que rescindir las relaciones, bien a través de una carta (preferiblemente certificada), o a través de su correo electrónico.
Y que podría estar reforzada, de forma optativa, por una llamada telefónica a la sucursal en donde hacen el seguimiento de su póliza, dándoles a conocer nuestro propósito. Si todo se desarrolla correctamente, cuando llegue su vencimiento, no les pasarán los cargos a sus titulares, y habrán sido dados de baja del servicio.